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(COLUMNA) Zoo en México

Written By . on domingo, agosto 27, 2006 | 7:58 p.m.

Magali Fuentes

***Hola queridos lectores!, bienvenidos a ésta nueva columna publicada aquí periódicamente destinada a explorar y exhibir al Zoo que opera en las altas esferas de México. Nuevamente bienvenidos!!

Muchos empresarios en México y el extranjero (con algún pendiente en el país) padecen preocupación al no ver tan pronto como ellos quisieran la consumación de la continuidad en el gobierno y es que, resulta que los más afectados serían algunos amigos de la pareja presidencial, particularmente de Martita Sahagun.
Todo empezó con las negociaciones entre la SCT y Raúl Aréchiga para refrendar a este último la concesión televisiva de Canal 28, la cual fue recientemente adquirida por Olegario Vázquez Raña. Asunto que ahora, ante la incertidumbre que arroja el complejo panorama electoral, ha comenzado nuevamente a ser retomado por algunos medios impresos.

En torno a esta transacción y otras más en las cuales participó quien a los ojos de muchos empresarios y analistas del círculo financiero es considerado como el empresario “consentido” del actual régimen, Olegario Vázquez Raña, existe una serie de situaciones por demás extrañas que, creo yo, deben salir a la luz pública precisamente en estos momentos de incertidumbre electoral.
Es debido a este tipo de “relaciones” políticas y económicas que logró tejer el actual régimen, y de la cuales han surgido toda clase de complicidades y componendas, que el recuento de votos que lleva a cabo el Tribunal Electoral para transparentar la elección presidencial ha quitado el sueño a más de uno en Los Pinos. Y es que aún no está del todo descartado el escenario de que, si dicho recuento pone en evidencia la existencia de irregularidades –además de los errores aritméticos-- en el proceso, y eso da pie a que se abran nuevas casillas e incluso a que eventualmente se consolide la tesis de la anulación de la elección, el candidato del PAN finalmente no logre asumir el poder.
Es el caso del mencionado Olegario Vázquez Raña, quien no conforme con las ganancias que obtiene de sus ya conocidos negocios en la rama hotelera, mueblera, hospitalaria y de radiodifusión, aprovechó su cercanía y amistad con Marta Sahagún para acrecentar su fortuna.
Montado en esa “relación” es que Vázquez Raña no sólo logró adquirir e incrementar en los últimos años el número de emisoras de radio en su poder, sino también pudo incursionar en el mundo de los juegos y sorteos gracias a los permisos que, con “sus” influencias, adquirió mediante el nuevo Reglamento expedido por el entonces secretario Santiago Creel; además de haber comprado el periódico Excélsior a un precio de ganga lo que igualmente le permitió amortizar de una manera sumamente cómoda los adeudos que este periódico tenía con el gobierno federal.
Sin embargo, el caso de Olegario Vázquez Raña como el empresario consentido del régimen va más allá de una simple relación personal o de amistad con la señora Marta. Todo mundo sospecha que la primera dama es socia en algunos negocios de Olegario. No es casual que Ana Cristina Fox funja hoy como la Directora de Relaciones Públicas de la Hotel Camino Real de la ciudad de México.
Esa “sólida” relación, de hecho, fue una de las razones principales por las que, gracias a la presión ejercida sigilosamente desde Los Pinos, se validó el reglamento de juegos y sorteos con el que se otorgaron los permisos tanto a los Vázquez Raña como a Televisa para operar casinos.
Pero la mayor muestra de la capacidad de influencia de Olegario es el hecho de que de las 260 nuevas concesiones que hace unos meses estaban listas para ser entregadas, 37 lo tenían a él como destinatario. Este empresario supo aprovechar muy bien que el Ejecutivo conservaba la facultad para hacer la asignación de concesiones, y movió sus influencias; lo cual cayó como bomba en la Cámara de la Industria de la Radio y la Televisión (CIRT).
Por esa razón, y a pesar de que desde hace 12 años no ha sido otorgada una sola concesión, la CIRT se opuso tajante y rotundamente a que se concretara dicha entrega debido al marcado favoritismo que, en la misma, había hacia Vázquez Raña, por lo que como industria decidió, por consenso, presionar a fin de postergar la asignación.
Aun así, se sabe que Marta Sahagún estuvo operando para que dichas entregas se finiquitaran, pero también para que se diera la compra del Canal 28 de televisión, por supuesto a favor de su amigo Olegario. Este último propósito, por cierto, sí fue concretado mediante una triangulación de la cual fui testigo pues estuve muy cerca a la negociación. De hecho, fue gracias a los “buenos oficios” de la señora Marta que la SCT refrendó la concesión de este canal a Raúl Aréchiga a fin de que, posteriormente, y debido a la difícil situación financiera en la que este empresario se encontraba, el canal fuera vendido a Olegario. Pero la primera dama también influyó para que, de paso, y a efecto de que la SCT pudiera lavarse la cara en esta triangulación, Aerocalifornia (propiedad de Aréchiga) reiniciara cuanto antes sus operaciones después de haber sido suspendida por la obsolescencia de su equipo.
La negociación, en la que prácticamente todos los involucrados obtuvieron ganancias, fue muy clara: Olegario se introducía al negocio de la televisión; la SCT “promovía” la reactivación de una empresa de aviación, siendo un servicio indispensable para el país, y Marta Sahagún ayudaba a su amigo.

Ahora puede verse con mayor claridad las razones por las cuales Grupo Imagen mantuvo una línea editorial totalmente adversa al candidato López Obrador, así como descaradamente favorable a Felipe Calderón, pues sólo la continuidad puede garantizar la salvaguarda de sus intereses económicos y de sus privilegios.
Colgado de esa misma relación, y ante el apremio que el ya cercano fin de sexenio le ha puesto para concretar cuanto antes el mayor número de negocios, Olegario ha sido beneficiario también con un nuevo banco, aunque ahora corrió la cortesía por cuenta de la Secretaría de Hacienda. Para ello, el empresario consentido de la señora Sahagún obtuvo de Francisco Gil Díaz la “autorización” para operar el Grupo Financiero Multivalores, lo cual sucedió en mayo pasado. Con esta adquisición, que por cierto se hizo de manera poco transparente, Olegario se hace de una Casa de Bolsa, una arrendadora y empresa factoraje, además de la aseguradora La Peninsular, y no fue sino hasta agosto que se adjudica una concesión más: un banco, el cual estará orientado fundamentalmente a estratos medios y altos.
Y es ahí en donde este negocio tiene también su trampa, ya que en esos segmentos de la población se encuentra básicamente la comunidad médica, cuya clientela está cada vez más acaparada por los hospitales de Olegario, dueño del Grupo Empresarial Ángeles (FEA), hoy en franca expansión.
Pero el tiempo se agota, y ante cualquier cambio de escenario, en el que eventualmente no resulte ganador el candidato del régimen, Marta Sahagún y sus amigos, como Olegario, hacen los últimos movimientos para dejar todo debidamente cubierto y amarrado.

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