*El campo dejó de ser el principal ingreso de áreas rurales
Angel Iturralde
Un estudio que busca establecer el futuro de los países con base agrícola dentro de los procesos de globalización utiliza a México como referente de la transición económica mundial para Kenia, Madagascar, Mali, Marruecos, Nicaragua y Senegal, destacando que éste fracasó en la sus programas de integración agrícola de sus productores con los mercados de alimentos.
Bajo el auspicio del Banco Mundial y la Cooperación Francesa, los investigadores Fernando Saavedra, de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, sede México y Fernando Rello, de la UNAM, realizan la investigación "Dimensiones estructurales de la liberalización en la agricultura y el desarrollo rural en México".
Fernando Saavedra un avance del estudio que muestra que México ha dado los pasos para dejar de depender de la agricultura y transformarse en un país urbanizado con una economía abierta y diversificada, pero pregunta "¿es ese el camino que deben seguir otros países con respecto a la transición económica y la liberación en la agricultura y el desarrollo rural?"
Según el Censo de 2010, México tiene una población rural de 26.1 millones de personas con un alto nivel de dispersión. De las 192 mil 244 localidades que existen en el país, 159 mil 820 tienen una población de 250 habitantes o menos. Los campesinos están ubicados en localidades de entre 208 habitantes y 126 habitantes.
Las condiciones del medio rural mexicano fueron establecidas con base en un levantamiento de 990 encuestas con más de cuatrocientas preguntas a hogares rurales y un estudio de campo en tres municipios: Tequisquiapan, Querétaro, un municipio desarrollado con industria lechera y avícola; Ixmiquilpan, Hidalgo con niveles altos de pobreza, pero bien articulados con los mercados regionales; y, por último, la región, de El Sotavento en Veracruz donde existe un predominio de actividades agrícolas, pero con una pobre articulación con los mercados regionales.
Desde la década de los noventa, aseguró Saavedra, "el sector de la pequeña y mediana agricultura no ha presentado cambios importantes en su estructura productiva o en su integración. La producción y comercialización no es competitiva, pues no se articula a las grandes cadenas productivas. La venta de productos se mantiene a "pie de parcela" o en mercados locales. Además, los contratos de producción son casi nulos, así como el uso de crédito y la pertenencia a organizaciones que impulsen la actividad del campo."
Respecto al sector agrícola, una transición económica exitosa supondría la solución del problema alimentario y una disminución sustancial de la pobreza rural como ha sucedido en países del este de Asia. En México, sin embargo, de 1992 a 2008 la pobreza alimentaria se redujo en las poblaciones rurales apenas 2,2 puntos porcentuales, mientras que la pobreza de capacidades (adquirir productos de la canasta básica o incorporar salud y educación) sólo se redujo en cinco puntos, al tiempo que la pobreza de patrimonio pasó de 66.5% a 60.8% en 16 años.
Sin embargo, el investigador considera que "el proceso de liberalización y sus implicaciones en la agricultura ha reforzado la segmentación de las economías rurales, ha profundizado la desigualdad y la pobreza, no ha facilitado el establecimiento de cadenas productivas y ha deteriorado las condiciones de los productores y trabajadores del campo."
Este estudio mostró que la principal actividad de las familias rurales ha dejado de ser el campo, pues sus principales ingresos encuentran bastión en las actividades no agrícolas, en el autoempleo, en las remesas y en las transferencias públicas.
Para concluir, el especialista de la Flacso-México afirmó que "la pequeña agricultura y el medio rural siguen siendo importantes para México y deben ser consideradas". Asegura que "es necesario replantear la estrategia de desarrollo rural en la medida en que la pequeña y mediana agricultura sigue siendo fundamental por sus posibilidades de aumentar la productividad y el excedente agrícola a favor de la seguridad alimentaria".
