MONTERREY.- Julio Castrillón Escobar, quien tenía 16 años de edad cuando cometió el crimen de Ana Nassar Campos, de 13 años, fue sentenciado a pasar una condena de cinco años de prisión, mismos que hoy cumple.
Luego de golpearla en la cabeza con una mancuerna de 10 kilos, y acuchillarla, enterró su cadáver en el patio de la residencia donde vivía, no sin antes cortarle el dedo meñique de la mano derecha.
Todo le había salido bien a la Procuraduría estatal aquel 30 de enero de 2002, cuando se dieron cuenta del crimen perpetrado un día antes en la calle Salvador Novo 105, en Colinas de San Jerónimo. Quisieron ocultar el caso para que los medios de comunicación no se dieran cuenta, hasta que ya tuvieran todo el plan encuadrado.
El acusado es hijo del ex diputado local panista Julio Castrillón Valdés.
La tarde del 29 de enero de 2002 Julio Jr. había citado en su casa a Anita, hija de Jesús Nassar Massu y Arsenia Campos, pareja de religión cristiana.
Dentro de la residencia no se sabe a ciencia cierta quiénes se encontraban, si los padres de él, la sirvienta Teodora Cruz Ponce, originaria de Xilitla, San Luis Potosí, o alguien más.
Supuestamente la niña fue con él para acudir al cine a ver una película, diría luego Julio. Sin embargo decidieron no acudir al cine, por lo que se pusieron a jugar en una computadora.
Al parecer bajo el efecto de las drogas, Castrillón Escobar maquinaba cómo matar a la pequeña. Tomó una mancuerna con la cual acostumbraba ejercitarse, y percatándose que estaba distraída, le dejó ir un golpe por detrás de la cabeza. En el suelo quizás ya sin vida, el joven de 16 años la dio golpes y le propinó cuchilladas en varias partes del cuerpo.
Luego de que Ana Nassar fue asesinada, Julio Castrillón limpió la sangre del suelo con un trapeador, mientras la sirvienta se encontraba realizando los quehaceres en otra parte de la residencia. Posteriormente tomó una pala y cavó un pozo en el patio de la casa para sepultar a la joven.
Al día siguiente por la mañana, como si no hubiera pasado nada, Julio se levantó temprano y se despidió de sus padres, para dirigirse a la preparatoria. Ahí confesó a sus amigos Francisco Ramírez Canales y José Luís Montemayor, que había cometido un crimen.
Sin embargo, estos no le creyeron argumentando que Julio siempre les contaba fantasías que seguido tenía. Fue así como transcurrió el mediodía, hasta que al llegar a su domicilio, el joven platicó todo a sus padres, quienes upuestamente estaban separados.
Para entonces los papás de Anita la buscaban entre sus amistades. Julio, tranquilamente, ya les había dicho que no había tenido contacto con ella.
Entonces los padres de Julio decidieron comunicar los hechos a las autoridades de Nuevo León, pero Castrillón Valdés movió influencias con sus amigos para que la prensa no se enterara. Cuando el agente del Ministerio Público, Ramiro Sánchez Leal llegó al lugar acompañado de elementos ministeriales, se sorprendió al igual que todos.
Al parecer ya llevaban la orden de que todo fuera con discreción.
Cuando se requirió a la Cruz Verde se dijo que era para levantar el cuerpo de una persona que habría muerto por causas natirales. Pero luego Julio Castrillón Escobar fue detenido como el presunto responsable del crimen.
A doce horas de haber iniciado la investigación por desaparición, el entonces subprocurador de Justicia en Nuevo León, José Luis Robles y Gayol, citó a los reporteros a rueda de prensa, pero para entonces ya había algunos medios de comunicación habían publicado: “Investigan desaparición de menor”.
Luego de dar la información, pero no detalles del crimen, el funcionario fue bombardeado con preguntas que tenían respuestas a medias. Lo que derramó el vaso fue que Robles y Gayol dijera a los periodistas que Julio Castrillón Jr. padecía de esquizofrenia, sin tener siquiera dictamen médico de un especialista.
Y la lluvia de preguntas: ¿quién lo ayudó?, ¿lo hizo solo?, ¿por qué la mató?, ¿por qué quisieron ocultar el crimen?… Se dio a conocer por medio de fuentes allegadas a las indagaciones, que Julio Castrillón era adicto a las drogas, que gustaba de la música metálica, y ver revistas satánicas.
El cinco de febrero de 2002, Castrillón Escobar fue declarado bajo sujeción a proceso (igual a auto de formal prisión en los adultos). Por el lado de los Castrillón toma la defensa el abogado Joel Argüelles, y por los Nassar, Jorge Ruiz Velasco.
Antes de emitir dicha determinación, la consejera recabó algunas diligencias, entre ellas la declaración del inculpado y la de su amigo Francisco Ramírez Canales, de 16 años, quien también fue detenido por encubrir el crimen, pero este fue liberado con 15 mil pesos de fianza al no haber elementos suficientes de culpabilidad.
El 21 de febrero el psiquiatra que atendía al menor desde meses antes del homicidio, Benito Gaxiola, el cual acudió a declarar que él atendió a Julio y le detectó desde entonces un trastorno mental que comunicó a sus progenitores.
Posteriormente, en el transcurso del proceso se estableció que Julio no era esquizofrénico, sino que tenía un trastorno disocial, con lo que la coartada se les vino abajo. Finalmente el 10 de mayo el menor es sentenciado a cinco años, es decir 60 meses que precisamente se cumplieron ayer, por lo que ya es hombre libre.(Milenio Monterrey)
Foto: Sergio Castillo
Iram Oviedo/Milenio Monterrey