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LA CIUDAD A 100 AÑOS/ Hambruna y represión, caracterizó el gobierno de Huerta en 1913

Written By . on viernes, marzo 08, 2013 | 9:25 a.m.

La ciudad a  100 años 
Hambruna y represión, caracterizó el gobierno de Huerta en 1913 
*Después de la muerte de Madero, la sangre sigue corriendo
Eduardo Soto 
Los días posteriores a la Decena Trágica hasta el levantamiento armado del Plan de Guadalupe que incluyó la alianza de Zapata, Villa, Obregón y Carranza, la hambruna y muerte, represión a partidarios del presidente Madero fueron la constante durante esos días aciagos  y difíciles que tuvieron que vivir los mexicanos de la capital.   
En la mente de quienes lo conocieron después de sucedido, el hecho histórico pareciera que concluyó en una fecha precisa, pero no es así porque siguen los combates un tiempo después y los hechos aislados que lo mantienen en vilo.
 Este es el caso de la Decena Trágica, los diferentes diarios capitalinos de circulación nacional siguieron publicando los resultados de los estragos de los enfrentamientos y dando a conocer hechos de sangre aislados por los grupos huertistas que se negaron a dejar las armas y reconocer su derrota.
A la Decena Trágica la conforman los diez días sangrientos que van del 9 al 18 de febrero de 1913, cuando en la ciudad de México el general Victoriano Huerta da el Golpe de Estado más escándalo del siglo XX, para tumbar al presidente Francisco I. Madero, apoyado por el gobierno norteamericano y dirigido en este país por el alcohólico reconocido, Henry Lane Wilson.
Los diarios nacionales dieron las noticias escandalosas y los abusos de los solados golpistas que iniciaron en el centro de la ciudad de México y después se fueron extendiendo al resto del Distrito Federal, hasta las colonias de la clase alta y política. Una de las condiciones para que Huerta se hiciera del poder era respetar a las oficinas y casonas de las legaciones extranjeras, pero ensoberbecidos por una supuesta inmunidad, los soldados huertistas se sintieron todo poderosos. 
En el Diario de Tablada de ese año se lee: "Domingo 9 de febrero - Don F.A. me telefonea de México que la guarnición se ha sublevado al grito de '¡Vivan Félix Díaz y Bernardo Reyes!', que se oye el tiroteo en los barrios y que el Presidente está en Chapultepec, en calidad de preso, por los alumnos del Colegio Militar.[...] que por las calles corren caballos sin jinete y que el tiroteo continúa. Coyoacán sigue sin comunicación de tranvías con la capital. [...]  
El Diario La Prensa de Nueva York, en  español, daba noticias muy desalentadoras, pues en México se podría gestar un problema diplomático de alcances mundiales. Por tal motivo sugerían al gobierno norteamericano cesara su apoyo al general Huerta
En esos días, en diversas partes de la capital del país, maderistas y contrarrevolucionarios combatieron con todos tipo de armas, destruyendo casas, instituciones, monumentos y negocios del Palacio Nacional a la Ciudadela, mientras que mucha gente inocente, moría o era herida. 
La Decena Trágica fue un acontecimiento de traición y deslealtad, en el que el presidente Francisco I. Madero y el vicepresidente José María Pino Suárez fueron hechos prisioneros, para ser asesinados por órdenes de Huerta el 22 de febrero de ese año cabalístico. 
En la segunda edición matutina del Kölnische Zeitung, diario alemán que toma informaciones de otros rotativos, se informó lo siguientes:  
"Washington, 15 de febrero. La renuncia de Madero produjo aquí, tanto en los círculos oficiales como entre el pueblo [norte]americano, un gran alivio ya que por todos lados se tiene la seguridad de que no se cuenta ni con fuerzas ni con medios de transporte suficientes. El Sun dice que los círculos oficiales de Washington no deseaban pensar en la posibilidad de que [en México] llegara al poder un gobierno incluso peor que el de Madero. 
El Times piensa que el alivio sentido en Washington sólo podría ser superado por el experimentado por los extranjeros residentes en la ciudad de México. Madero es un incapaz, débil y nervioso, [Félix] Díaz posiblemente sólo sea un puro aventurero, pero De La Barra es uno de los hombres más dignos de confianza, lo que México necesita [es] un Porfirio [Díaz] o un Roosevelt. De acuerdo con un informe del Sun, Madero se encontraba preparado para la fuga desde antier y hubiera entregado su renuncia al embajador británico quien, tan pronto Madero se encontrara fuera de la ciudad, debería entregársela al Senado. Madero, para ese momento, ya debería haber abordado, junto con su familia, un buque de guerra extranjero. 
El embajador inglés debe haber repetido frente a Madero y al ministro del Exterior, Lascuráin, un enérgico discurso en el cual debe haberse pronunciado por que De la Barra sea el sucesor. Las masas en la provincia se pronunciaron en favor de la dimisión de Madero, esto lo muestra sobre todo la adhesión a los rebeldes de los habitantes del gran estado de Puebla. Los últimos informes del embajador Wilson describen la situación que reina en la ciudad de México como espantosa. El número de muertos y heridos es inmenso. El edificio de la embajada norteamericana, al igual que los de la alemana y francesa, deben haber recibido numerosos impactos. Los embajadores belga y cubano deben haberse visto obligados a evacuar sus domicilios oficiales."
Fueron días fueron de sufrimientos para la población de la ciudad de México, porque experimentó directamente la brutalidad de la guerra; la zozobra y el miedo; la carencia de alimentos y el encierro; durmiendo y despertando entre los ruidos de las balas de fusil y los estruendos de los cañones. 
Jornadas en las que el poder militar derrotó al poder civil legal. Cuando con las armas se impuso una dictadura militar, que desencadenó innumerables actos de represión y violencia en el país por más de 15 meses; mientras la guerra, el hambre, la pobreza y el autoritarismo, era el pan de cada día de los mexicanos. 
En 1913, los intereses que movieron a los golpistas para derrocar a Madero, tuvieron que ver con la intención de restaurar el antiguo régimen porfirista; proteger los intereses y privilegios diversos de las oligarquías agrarias, comerciales, políticas y militares, que con el apoyo de los Estados Unidos, querían buscaban controlar el funcionamiento político, militar y administrativo del país.
Los puntos antes citados estaban guiados para mantener una hegemonía en la explotación de los recursos naturales: petróleo, agua, bosques, minerales; el control del comercio, la producción agraria y fabril. Bajo un sistema autoritario, militar y represivo como el que había impuesto el porfiriato por cerca de 30 años de dictadura. 
El diario alemán publica: "De fuentes dignas de confianza se aclaró que ahora Madero desea, de buena voluntad, renunciar. Fuertes efectivos de tropas gubernamentales ya abandonaron la capital y se dirigieron a Cuernavaca".
"Desde México se informó que el fuego duró toda la noche y toda la mañana. En general dispararon mejor los rebeldes que los federales. Durante la noche fueron retiradas las tropas del gobierno de todos los puntos peligrosos. La salida de un fuerte destacamento de tropas federales de la capital ha sido vista como señal de que la situación del gobierno es muy débil y que probablemente hoy se llegará a algún tipo de acuerdo. Según una declaración del ministro del Exterior, Madero está de acuerdo, en principio, con el nombramiento de un presidente interino".
Después de la muerte de Madero el plan del Departamento de Estado Norteamericano se le fue de las manos y estuvo a punto de crear un conflicto mayor, pues en la mente del militar golpista se gestaba un nuevo gobierno sin la tutela de Estados Unidos. Libre de enemigos políticos y guerrilleros, Huerta aseguraba constantemente que "no necesito vejigas para nadar".
En la escena de estos enfrentamientos surge una solución: El varón de Cuatro Cienegas, Coahuila, Venustiano Carranza, quien con el apoyo de la mayor parte de los gobernantes del país integró un ejército que combatió con éxito a un demoralizado huertismo y que empezó a desmoronarse.
En el horizonte apareció entonces una noticia alentadora para México, un país convulso: una nueva constitución que supliera a la de 1857. Desde entonces Carranza empezó a crear consenso a favor de una nueva carta magna, apoyada por un Ejército Constitucionalista. La Decena Trágica daba paso a una nueva etapa mexicana: la paz.
  

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