Egipto tendrá un presidente islamista *La multitud recibe el resultado congregada en la revolucionaria plaza de Tahrir *Entra Egipto en una nueva era con su primer presidente islámico La victoria del candidato islámico Mohamed Mursi, con el 51.7 por ciento de los votos en la segunda vuelta de las elecciones egipcias contra 48.3 por ciento al candidato laico Ahmed Shafiq, inicia una nueva era en la historia de esa nación. La importancia de la histórica victoria no necesitaba de declaraciones, sino que bastaba hoy, a lo largo del día, con echar un vistazo a la simbólica Plaza Tahrir, donde volvieron a concentrarse miles de seguidores islámicos que hablaban por sí solos con su presencia. Fuegos artificiales, cohetes, disparos al aire, miles de banderas, gritos y oraciones multitudinarias contaban al mundo el mensaje del nuevo régimen, que por primera vez será encabezado por un dirigente de los Hermanos Musulmanes. "Esta es una nueva era en la historia de Egipto, estamos felices", afirmó un portavoz de Mursi. "Acá llegamos después de que mucha sangre de nuestros combatientes fuera derramada", agregó. Organización proscrita en Egipto durante décadas, y perseguida por el régimen anterior de Hosni Mubarak, ahora el movimiento coronaba su campaña por un país basado en los principios del islam. Mucho más institucional fue el presidente electo, que en su primer tweet desde que se conoció la victoria agradeció "a los jueces de Egipto y a las fuerzas de seguridad por garantizar la seguridad durante el proceso electoral", informó el diario Al Ahram. Unos lloraban. Otros besaban el suelo. No se podían creer que Egipto fuera a tener por primera vez en su historia un presidente que no solo ha sido elegido libremente, sino que además no es militar. Mohamed Morsi, el candidato de los Hermanos Musulmanes, ha derrotado en las urnas a Ahmed Shafiq, el favorito del Ejército y de los defensores del antiguo régimen. Morsi sucederá al dictador Hosni Mubarak, destronado por la revuelta popular egipcia que emocionó al mundo árabe y que demostró que "la gente sí puede acabar con el régimen", como reza el grito de guerra de las revoluciones árabes. La revolucionaria plaza Tahrir se quedó pequeña. Decenas de miles de egipcios tomaron el centro de la ciudad, con la bandera nacional en mano, para celebrar la victoria. Hubo fuegos artificiales, petardos y en general una explosión de sincera felicidad casi contagiosa. Era el día de los agraciados. La otra mitad del país, la que es incapaz de conciliarse con la idea de ser gobernados por un islamista y la que confiaba en las bondades de Shafiq, no estaba ayer para celebraciones. Mohamed Morsi, de 60 años, asume una presidencia descafeinada. La Junta Militar que gobierna el país desde la caída de Mubarak, el 11 de febrero de 2011, ha maniobrado en los últimos diez días para asegurarse de que el nuevo presidente nace maniatado. La laxa interpretación de una sentencia del Tribunal Constitucional ha llevado a los militares a disolver el Parlamento, fruto de las primeras elecciones legislativas limpias, dominado por los islamistas. La Junta militar, para terminar de consolidar su poder, ha emitido un texto constitucional en virtud del cual se hace cargo de momento del Legislativo, se otorga el derecho de veto de facto sobre la redacción de la Carta Magna y se reserva todos los asuntos relacionados con la defensa del país. Con esta batería de medidas, se ha garantizado que una victoria islamista no borre al Ejército del mapa del poder. Morsi, haciendo gala del pragmatismo que caracteriza a la Hermandad, ha aceptado el desafío. Ha preferido una presidencia incompleta a la oposición. De cómo logre navegar el nuevo jefe de Estado a través de las empantanadas aguas del Ejército dependerá en buena medida el éxito o el fracaso de la tortuosa transición. "Soy el presidente de todos los egipcios, sin excepción", dijo Morsi en su primera intervención como jefe de Estado. Una comparecencia en la que, en un tono cordial, prometió proseguir con la revolución y respetar los tratados internacionales, entre los que está el de paz firmado con Israel en 1979 -aunque no se refirió a él de forma explícita. Las elecciones han sido relativamente limpias, más allá de las alegaciones de ambos partidos, que hablan de un pequeño número de irregularidades. Pero muchos egipcios votaron con la nariz tapada porque ni el candidato militar ni el islamista les convencían. Solo las maquinarias bien engrasadas en el antiguo régimen —Ejército y Hermanos Musulmanes— consiguieron llegar a la segunda y definitiva vuelta de las presidenciales. Los laicos revolucionarios no consiguieron poner en pie un candidato capaz de competir con poderes mucho más consolidados. La incertidumbre y la sucesión de retrasos han contribuido a elevar enormemente la tensión. El Ejército desplegó sus tanques y soldados en los últimos días temiendo posibles enfrentamientos entre los seguidores de sendos candidatos. A partir de las tres y media de la tarde, Sultan comenzó una larguísima alocución, que terminó de quebrar los nervios de muchos. En el café Bustán, junto a la plaza de Tahrir, no cabía un alfiler. El aire era tan denso, que costaba respirar. Los hombres se amontonaban con la mirada fija en la pantalla de televisión. A ratos, descargaban la tensión al grito de "Oh, mártir, descansa en paz. Nosotros seguiremos tu lucha" o "Fuera, fuera, la Junta militar". Ahmed Abdel Gani, dentista, no paraba de limpiarse el sudor de la frente con un pañuelo. Y por fin llegó el anuncio. Mohamed Morsi, el candidato de los Hermanos Musulmanes había ganado las elecciones con un 51% de los votos, tres puntos y medio por encima de su rival y con un margen de 882.751 votos. Tahrir vibró. La marea humana gritó, se abrazó, cantó. Un potente "Allahu Akbar" (Dios es el más grande, en árabe) emanaba de la plaza a volumen descomunal. Abdel Gani no podía parar de llorar. "Tenemos mucho camino por delante, pero esta es una victoria muy importante. Esto nos ha costado cientos de muertos", decía mientras hipaba. La calle se convirtió en un bocinazo continuo y columnas de egipcios enloquecidos caminaron envueltos en banderas en dirección a Tahrir. "La revolución no ha muerto, la revolución no ha muerto", se recordaban a sí mismos. PIE DE FOTO: La victoria contundente del candidato islámico Mohamed Mursi, con el 51.7 por ciento de los votos.
BREVES 1.- Difunden en Rusia planes de desestabilización en Latinoamérica La cadena televisiva Russia Today (RT) difundió la supuesta existencia de planes para desestabilizar algunas naciones que conforman la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA). El periodista Raúl Arévalo Alemán dijo a RT que después del "enmascarado golpe de Estado de la derecha reaccionaria" contra el destituido presidente paraguayo Fernando Lugo es probable que se fragüe otra asonada en Bolivia a partir de un motín de policías. Bolivia forma parte de la ALBA al igual que Cuba, Nicaragua, Venezuela, Ecuador, Antigua y Barbuda, San Vicente y las Granadinas y Dominica. Existe un interés de fuerzas internacionales que fomentan la inestabilidad en los Estados de la ALBA para cambiar sus sistemas políticos, declaró Arévalo Alemán. En el contexto de la ALBA, hay países que desean recuperar sus recursos naturales por lo que establecen reglas claras de la inversión económica extranjera, consideró el especialista. "La correlación de fuerza y los factores políticos indican que puede ser que haya intereses internacionales deseosos de revertir la situación en estos países", indicó el periodista nicaragüense a la cadena rusa. La televisora resaltó que en Bolivia se han amotinado policías que demandan aumentos salariales similares a los del ejército, protestas dentro de las cuales asaltaron el edificio del servicio de inteligencia militar y sel Tribunal Disciplinario.
2.-Asistirá Lugo a cumbre del Mercosur en Argentina El destituido presidente paraguayo Fernando Lugo aseveró que asistirá a la cumbre del Mercado Común del Sur (Mercosur) programada para el jueves y viernes próximos en la ciudad argentina de Mendoza. El exgobernante señaló a periodistas en las afueras de su casa en Lambaré que "vamos a estar la próxima semana en el Mercosur", bloque integrado por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay y que emitiría un pronunciamiento sobre la destitución de Lugo. Paraguay ejerce la Presidencia Pro-Témpore de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y ahora debe asumir Perú, por lo que "nos hemos comunicado con el presidente Ollanta (Humala) y vamos a adelantar esa transferencia", la que se realizaría la próxima semana. El expresidente paraguayo, destituido el viernes pasado por el Congreso por mal desempeño de sus funciones, apuntó que ese traspaso de la Presidencia Pro-Témpore de la Unasur podría efectuarse en Lima o en Mendoza en el marco de la cita del Mercosur. Los presidentes de los países que integran la Unasur se reunirán en forma extraordinaria en los próximos días para analizar la destitución de Lugo, cita que se podría realizar en Argentina aprovechando la programada cumbre del Mercosur.
3.-Marchan miles para celebrar aniversario de matrimonio homosexual en NY Miles de personas de la comunidad lésbica, gay, bisexual y transexual (LGBT) desfilaron en la ciudad estadunidense de Nueva York, a un año de que el gobierno local aprobara los matrimonios entre personas del mismo sexo. El desfile, cuyo tema de este año fue "Comparte el amor", fue una celebración del matrimonio entre personas del mismo sexo, permitido ya en seis estados del país, además de en la capital estadunidense, Washington. En la mayor manifestación de la comunidad LGBT en el mundo, el desfile estuvo encabezado por el alcalde de la ciudad, Michael Bloomberg, quien aseguró que "el gobierno debe quedarse al margen de la vida personal" de los neoyorquinos. "Nueva York es un lugar donde puedes hacer lo que quieras", afirmó Bloomberg, al marchar por unas calles al frente de un contingente con hombres, mujeres y transexuales, algunos de los cuales lucían llamativos disfraces o escasa vestimenta. El desfile, que recorrió buena parte de la quinta avenida de Manhattan, estuvo dividido en contingentes que representaban diferentes grupos de la comunidad LGBT en Nueva York. Enormes banderas multicolores, el símbolo de la tolerancia hacia la comunidad LGBT, eran el denominador común tanto en los grupos que desfilaban como en los espectadores, que igualmente se contaban por miles. Al final del desfile, que ha sido organizado en esta ciudad desde 1970, la cantante Cindy Lauper ofrecería un concierto.mu
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