En el marco del Día Internacional de la Salud, a celebrarse el día de mañana, el Consejo Nacional de Población (CONAPO) informa que, durante las últimas décadas, México ha generado las condiciones necesarias para lograr una mejoría notable en las condiciones de salud. El mejor indicador de ello es la esperanza de vida, que aumentó 14.8 años entre 1970 y 2010 ubicándose actualmente en un promedio de 75.4 años (77.8 para las mujeres y 73.1 para los hombres).
Respecto a las metas de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) y de la Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo (CIPD), para 2005 los países debían tener una esperanza de vida al nacer superior a los 70 años y para 2015 mayor a los 75 años. En México, las 32 entidades federativas cumplieron con la primera meta, mientras que, respecto a la segunda 24 entidades ya han alcanzado una esperanza de vida superior a los 75 años. Se estima que las ocho entidades restantes la cumplirán en tiempo para 2015.
Nuestro país se encuentra en una fase avanzada de la transición demográfica, la cual ha venido acompañada de un cambio en el perfil epidemiológico, siendo más frecuentes las enfermedades crónico-degenerativas, como la diabetes mellitus y la hipertensión arterial. No obstante, en algunas regiones y grupos sociales persiste un perfil epidemiológico caracterizado por las enfermedades infecto-contagiosas y las muertes prematuras evitables.
Entre los problemas de salud de las zonas urbanas, de acuerdo con diagnósticos de las Naciones Unidas, se encuentran los asociados a las condiciones ambientales, al estrés y el sedentarismo, al aumento de los riesgos de violencia, a una mayor incidencia de enfermedades crónicas, y a algunas enfermedades transmisibles como la tuberculosis y el VIH/SIDA.
Como consecuencia del fenómeno del envejecimiento demográfico, la tasa de mortalidad ha aumentado ligeramente para ubicarse en cinco defunciones por cada mil habitantes en 2010, y se prevé que esta tendencia continuará, de manera que alcanzará 5.6 por cada mil en 2020 y 6.6 en 2030. De hecho en 2005, 74.3 por ciento de las defunciones registradas de adultos mayores correspondió a enfermedades no transmisibles, como padecimientos cardiovasculares (primera causa de muerte general), tumores y diabetes mellitus (segunda causa de muerte entre hombres y mujeres, respectivamente).
La mortalidad infantil es uno de los principales indicadores sociodemográficos que refleja las condiciones de vida y el desarrollo socioeconómico de una población, y uno de los factores más estrechamente relacionados con el aumento de la esperanza de vida. A nivel nacional, entre 1980 y 2005 este indicador se redujo en 68 por ciento, al pasar de 52.6 a 16.8 defunciones de menores de un año por cada mil nacidos vivos, y actualmente se ubica en 14.2 decesos.
Entre los factores asociados a la reducción en la mortalidad infantil destacan una mejor educación de las madres, la creciente disponibilidad de agua en la vivienda, el aumento en las tasas de vacunación, una mejor nutrición y un mejor acceso a atención médica oportuna y de calidad, sobre todo a servicios que modifican el curso de las infecciones respiratorias y digestivas.
A partir del análisis de la esperanza de vida y la mortalidad infantil es posible aseverar que México se enfrenta a una situación demográfica en que las condiciones de vida que mermaban el desarrollo de la población desde mediados del siglo pasado han sido superadas en gran medida, lo cual refleja los avances en materia sanitaria en el país. Sin embargo, existe una dificultad para mejorar los niveles en los respectivos indicadores, al enfrentarnos a nuevos riesgos para la salud que se encuentran relacionados a un aumento en los costos de tratamiento de enfermedades crónico-degenerativas de una población adulta creciente.
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