Tras las declaraciones del jefe delegacional en Tláhuac, Rigoberto Salgado, donde señala que vincularlo al crimen es "una infamia" y que presentará una demanda civil por daño moral a quien lo acuse, le decimos: "sereno moreno, el que nada debe nada teme".
No resulta gratuito que el delegado de Tláhuac se encuentre en el ojo del huracán tras el operativo realizado por la Secretaria de Marina Armada de México en Tláhuac el pasado 20 de julio, donde fue abatido un presunto dirigente de una organización delictiva. Es inevitable que desde la opinión pública y publicada se cuestione el por qué era posible tanta impunidad, donde la vox populi sabía de la existencia del criminal recién abatido, a quien hasta le dedicaron un corrido en alguna fiesta del pueblo de Zapotitlán. No obstante el jefe delegacional, en lugar de ofrecer una postura colaborativa con las autoridades y abierta con la ciudadanía ha optado por victimizarse y censurar los cuestionamientos.
En Tláhuac nos encontramos en una situación sumamente crítica, con niveles de ingobernabilidad, ante un contexto de crecientes índices de criminalidad, desigualdad y ausencia de autoridad. Pero esta situación de anemia estatal no se dio por generación espontánea, tiene origen en los mismos grupos de poder que se han mantenido por varias administraciones en el gobierno delegacional, ese es el punto crítico, pues durante los gobiernos delegacionales en Tláhuac que han precedido a Rigoberto Salgado nunca hicieron algo al respecto dejando que creciera el poderío de estas bandas criminales.
Los jefes delegacionales que antecedieron a Rigoberto Salgado le dieron cabida en sus administraciones ya sea como Director de Fomento Económico, Director General de Desarrollo Social, Director General de Servicios Urbanos. Recordemos que era el Director de Seguridad Pública de la demarcación, en la administración de Fátima Mena, cuando fue evidente su omisión en el linchamiento de policías en 2004 en San Juan Ixtayopan.
Por ellos hemos exigido y seguiremos exigiendo a las autoridades competentes y al Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, se investiguen las denuncias anónimas de los vecinos en Tláhuac, que se indague el presunto financiamiento de estos grupos a la campaña de Rigoberto Salgado y también comparezcan ante las instancias de investigación los anteriores jefas y jefes delegacionales que tendrían que aportar testimonios a estas investigaciones, en virtud de que un número importante de funcionarios han trascendido administraciones y pertenecen al mismo grupo político que ha gobernado la delegación Tláhuac desde hace 11 años y que Salgado lidera actualmente.
Finalmente, el delegado no puede hacer como que la virgen le habla ante esta coyuntura. Le exigimos deje de victimizarse y repudiamos las acciones de Salgado por intentar limitar la libertad de expresión de quien lo cuestione y le exija respuestas, sus amenazas y declaraciones evidencian su temor a ser investigado.